miércoles, 2 de abril de 2008

Gato encerrado

"Mientras bajo las escaleras que llevan al despacho del capitán, paso junto a la trampilla que da a las bodegas y la sala común donde duermo junto a la tripulación, me doy cuenta de que el cierre está destrozado, como si lo hubieran arrancado de cuajo. Huele como cuando estás demasiado cerca del Muro, como si toda la humedad del ambiente fuese absorvida por algo que está ahí, delante de ti. Es lo que muchos llaman el olor del frío.

Tras la entrada de la trampilla todo permanece en penumbra, es orden del capitán no dejar luces encendidas sin supervisión, algo que me parece totalmente lógico. Un pálpito me dice que lo mejor será que vaya a por mi espada... cualquiera sabe que puede estar pasando.

Así que me adentro en el pasillo y tomo la primera puerta de la izquierda, la que da a la sala donde varios marinos roncan ruidosamente tras su casi obligada borrachera. Me acerco silencioso a mi jergón y saco mi espada larga de entre los pliegues de las mantas. Me gusta tener mis armas bien cuidadas y esta espada más que ninguna otra, me la regaló Elbert el Alto hará cinco años después de que le salvase de morir cuando tropezó y casi se cae de lo alto del muro. Es una espada de buen acero.

Salgo de la sala tan silencioso como he entrado y es cuando escucho un murmullo un poco más al fondo, donde estan nuestras provisiones y el material con el que el Capitán pretende comerciar. Me agacho ligeramente y voy avanzando poco a poco hacia allí, con la espada en la mano y dispuesto a clavarla a cualquiera que se atreva a tratar de agredirme.

Al acercarme a la puerta de las bodegas un leve resplandor me avisa de que puede haber alguien dentro... y ese mismo resplandor se refleja en la hoja del hacha que sale disparada hacia mi cabeza. Afortunadamente es un tajo torpe y consigo esquivarlo sin problemas, el hombre que me ha lanzado el mandoble desde el otro lado del marco de la puerta tiene suerte de que lo reconozca, es uno de los marinos con los que estuve jugando a los dados la noche anterior... y el miedo se refleja en su rostro, en parte por haberse equivocado y ver como la muerte ha tocado a su puerta y pasado de largo y en parte por otra cosa.

- ¿Qué coño pasa, Feeds? ¿Quién anda ahí?

Inmediatamente reconozco la voz de Sahand Moussend y me apresuro a salir con mi espada baja. En la bodega hay un montón de cajas, una de ellas está destrozada y varios sacos de avena han sido rotos y medio esparcidos por el suelo. Al lyseno lo acompañan el nervioso Feeds y otro marino cuyo normbre no recuerdo, pero que parece mucho más templado que el primero. Él es quien sostiene el farol que ilumina la estancia.

- Soy yo, Capitán Moussend, ha ocurrido algo en cubierta y venía a decirle que...

En ese momento veo lo que les ha llevado allí. Un miembro de la tripulación yace en el suelo, con ambos brazos rotos y la cabeza vuelta en un ángulo extraño. Tiene la cara y las manos totalmente negras, posiblemente debido a las fracturas.

Al fondo de la estancia me parece ver algo extraño, pero al parpadear ya no esta ahí... creo que necesito una copa, pero ante todo necesito una explicación de lo que está pasando.

- ¿Y bien, Zack? ¿Qué ibas a contarme?"

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Bueno, esta es la nueva entrada del blog. De momento solo voy a escribir sobre Zack (que hay impaciencia xD) y luego postearé algo sobre el fin de semana de las V Jornadas de Rol y Estrategia